Y empezamos fuerte, viaje a Galicia a disputar dos pruebas internacionales, la primera en Pontevedra, Copa de España, un circuito demasiado rápido, en el que habían quitado la mayor parte de las zonas técnicas de años anteriores, cualquier día corremos en velódromos, y la segunda en Marín, en un monte perdidos en el mundo, se hicieron duras pero eso ya lo sabíamos. Aunque lo más duro es correr con las élites y que nos apliquen el 80% respecto a su tiempo sin tener en cuenta que somos categorías diferentes, esto te desanima bastante.
Después del viaje a Galicia, nos tocaba viajar a la provincia de Burgos, más concretamente a Las Merindades, Medina y Villarcayo, muchos años llevamos corriendo aquí, es como correr en casa.
Seguimos con el mismo objetivo, sumar kilómetros de competición para ir cogiendo ritmo, dos carreras más con calor.
Aquí ya algo mejor de ritmo, sin tanta presión como en la Copa, pero todavía quedaba mucho trabajo.
De Burgos a Asturias, a El Entrego, poca participación y no nos gustó mucho la carrera, sin más.
Y para acabar el mes fuimos hasta Berriz (Vizcaya), otro circuito seco, duro y muy botón, mal día, salidas de cadena, mucho tiempo perdido corriendo hasta el box con la bici al hombro, carrera para olvidar.
